12 May 2009

Soltando amarras


"Probablemente habréis visto muchas embarcaciones extrañas, lugres de pies cuadrados, montañosos juncos japoneses, galeotas como latas de manteca, y cualquier cosa; pero os aseguro que nunca habréis visto una extraña vieja embarcación como esta misma extraña y vieja Pequod."

Hoy, 18 de mayo de 2009 el Pequod se hará de nuevo a la mar, pero nadie entre la tripulación sabe hacia donde nos dirigimos. La cubierta es un constante ir y venir de rumores y los marineros entretienen la espera cruzando apuestas sobre nuestro destino. Unos creen que se dirigen a los Mares del Sur. Otros, que tomaremos rumbo a las aguas heladas de Groenlandia. Y los más supersticiosos temen que acabarán sus días cuando avistemos el faro del fin del mundo.

¡Pobres diablos, están todos equivocados!. El único motivo por el que se mantiene el secreto de nuestro destino es porque sencillamente no lo hay. No se puede prefijar un destino simplemente porque el destino no existe. El destino es el refugio de los pobres de espíritu que necesitan de la existencia de un ser superior para dar sentido a sus vidas. Y en este barco solo hay un ser que está por encima de todos los demás: el capitán.

El Pequod está a punto de zarpar. Todos aquellos que quieran unirse a la partida todavía están a tiempo de enrolarse. En cuanto suba la marea soltaremos amarras. ¡Afilad vuestros arpones! ¡Que tiemble esa maldita ballena blanca!
_