Estoy al borde del colapso. No puedo más. Ya no doy más de sí. Necesito unas vacaciones ¡YA! Tengo que resetearme o acabaré petando (gerundio, no participio) por algún lado.
Es como si todo a mi alrededor se hubiese confabulado para hacerme la vida imposible. Tengo tanto curro que hay días que no me acuerdo ni de ir a mear. Y cuanto más curro saco, más me exigen. Es lo que tienen los jefes, que van con los problemas a quien sabe que no les va a responder con más problemas. Un auténtico círculo vicioso.
Gracias a ese ritmo de frenético de trabajo y a permanecer tantas horas en la misma postura ahora mismo estoy colocado a base de relajantes musculares a ver si se me pasa el dolor de cuello. Porque claro, mañana tengo un montón de trabajo esperandome y si no lo hago yo no lo va a hacer nadie. ¡Cómo ese proyecto no lo ha tocado nadie más que yo!
Mi congelador, aprovechando que estamos en plena canícula, se ha estropeado. Evidentemente ya no está en garantía. Tras dos visitas del servico técnico, y previo pago de 200 euros, parece ser que ya puedo volver a tener cubitos de hielo y podré volver a comer carne y pescado. Menos mal, porque se me estaba empezando a poner cara de vegano.
Como no me gustan los viajes organizados soy de los que se monta las vacaciones por internet. Pues mi ordenador, no se si es que no quiere quedarse solo o qué, pero ha decidido no colaborar y se ha despedido de mí con un discreto fundido en negro. No me extraña. Los cabrones de Packard Bell colocan de serie unas fuentes de alimentación tan justas(250w) que acaban quemándose. Compro una nueva más potente. Voy a instalarla y resulta que viene con unas conexiones diferentes a las de la antigua. Me pongo en plan McGiver, pierdo una tarde entera y 30 euros y problema solucionado.
Ahora a la caldera del gas le ha dado por perder agua. Parece ser que el agua del sur de Barcelona es tan calcárea que ha creado un maravilloso mundo de estalactitas y estalagmitas en una pieza llamada serpentín. Solución: cambiar la pieza si no quiero arriesgarme a salir volando por los aires. Otros 200 euros más. Suma y sigue.
Y para colmo algún programador cabrón ha decidido emitir la nueva temporada de la única serie que me gusta los martes de madrugada. Creo que voy a buscarme un hobby que me sirva de válvula de escape, como hace Dexter. hasta para desahogarme.
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4 comments:
A l'estiu tota cuca viu, que diuen.
I tot s'espatlla.
En el meu cas, quan arriba la canícula, se'm posa la tele en blanc i negre i no torna el color fins al cap d'una mitja hora, si és que torna.
solo falta que cogas la gripe del pollo y la de la fémina de este ¡¡¡¡
Iaiapunkarra, la tele en blanc i negre ha de ser com un viatge en el temps, ja,ja,...
Miquel, confio que la polla quedi al marge d'aquesta ratxa negativa
Lo de las malas rachas es un auténtico tormento. Eso de ir engachando un contratiempo con otro, una avería con otra, un pequeño o gran problema con otro, acaba minando la moral del más pintao y haciéndole preguntarse aquello de ¿¿¿pero qué he hecho yo para merecer esto???
Pero tú pareces un hombre calmado. Yo en tu caso me temo que estaría ya en el psiquiátrico, delirando sobre confabulaciones del universo en contra de mi persona.
Ánimo y a ver si cesa esa mala racha.
Un beso
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